El río Guadalquivir no es solo una línea azul en el mapa. Es un eje vertebrador, una fuente de vida, historia y futuro para la comarca del Alto Guadalquivir cordobés. A su paso por municipios como Montoro, Villa del Río, Pedro Abad o El Carpio, el río ha sido y sigue siendo una arteria natural y cultural, alrededor de la cual se han levantado ciudades, se ha cultivado la tierra y se han definido paisajes humanos y ecológicos.
En plena crisis hídrica y ante el reto de un nuevo modelo territorial más sostenible, la mirada sobre el Guadalquivir ha vuelto con fuerza, tanto por su potencial como por sus riesgos.
Un río que estructura una comarca
El Alto Guadalquivir cordobés toma su nombre precisamente de este río. A diferencia del Guadalquivir bajo (más plano y agrícola) o del tramo alto de montaña, esta comarca presenta un valle medio con terrazas fluviales, olivares en pendiente, bosques de ribera y vegas agrícolas.
Desde Villa del Río hasta Montoro, el río configura paisajes de alto valor ecológico. Sus meandros y llanuras aluviales han sido aprovechados históricamente para el cultivo de regadío, especialmente de hortalizas, maíz y olivo. A lo largo de sus orillas se encuentran también muestras de patrimonio hidráulico, como aceñas, molinos y norias, muchas ya en desuso.

Cambio climático y sequía: una amenaza real
En los últimos años, el Guadalquivir ha sido protagonista involuntario de una sequía prolongada que afecta directamente a la cuenca, especialmente al tramo medio. Según datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), los embalses de Sierra Boyera y Martín Gonzalo —de los que se nutren varios municipios de la comarca— están por debajo del 25 % de su capacidad media.
Esto compromete no solo el abastecimiento agrícola, sino también el consumo humano y la salud de los ecosistemas acuáticos. Las últimas alertas sobre calidad del agua y proliferación de algas en tramos urbanos como Montoro han hecho saltar las alarmas entre vecinos y colectivos ambientales.
Proyectos actuales: depuración, restauración y uso sostenible
La CHG y la Junta de Andalucía han activado varios planes para mejorar la situación:
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Nuevo sistema de depuración en Villa del Río y Pedro Abad, que mejorará la calidad del agua vertida al río.
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Planes de restauración de bosques de ribera, con participación del GDR Valle del Guadalquivir.
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Estudio para la instalación de sensores de caudal y calidad en tramos críticos, en colaboración con la Universidad de Córdoba.
Agricultura de regadío: una economía ligada al cauce
El río Guadalquivir ha sido históricamente el sustento de la agricultura de regadío en la comarca del Alto Guadalquivir. Las vegas aluviales entre El Carpio, Pedro Abad, Villa del Río y Montoro son especialmente fértiles gracias al aporte de agua del río y sus afluentes. En estas zonas se cultivan:
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Olivar de regadío: especialmente en Montoro, con producción orientada al aceite de alta calidad.
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Frutales y cítricos: en explotaciones familiares de El Carpio y Villa del Río.
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Hortalizas (pimiento, berenjena, calabacín) y cultivos extensivos (maíz, algodón): muy dependientes de la regulación del río y los embalses.
Estas explotaciones se nutren de sistemas de riego tradicionales y modernos, a través de comunidades de regantes que gestionan turnos, caudales y mantenimiento. Sin embargo, la reducción drástica del caudal y las restricciones por sequía están afectando la rentabilidad y viabilidad de muchos cultivos.
Según datos de la CHG (julio 2025), algunas zonas han visto reducido un 40 % su dotación de agua respecto a 2019, lo que está obligando a rotaciones forzadas o incluso abandono temporal de parcelas.
La modernización de los sistemas de riego, el uso eficiente del agua y la diversificación hacia cultivos menos exigentes se presentan como líneas de futuro urgentes para evitar la pérdida económica y poblacional vinculada a la actividad agraria.

Biodiversidad fluvial amenazada
El Guadalquivir es hogar de especies como el martín pescador, el galápago leproso, la nutria paleártica o la garza imperial. Sin embargo, el deterioro de la calidad del agua, la presión agrícola intensiva y la pérdida de zonas de ribera están poniendo en riesgo esta biodiversidad.
En zonas como el entorno fluvial de Adamuz o en los afluentes menores, como el Yeguas, vecinos denuncian una reducción visible del caudal y un empeoramiento del estado ecológico del agua, especialmente en los meses de verano.

Historia fluvial: aceñas árabes, molinos y patrimonio ribereño
Desde época andalusí, el río fue aprovechado para construir aceñas o molinos harineros de agua, que se instalaron en zonas de fuerte corriente mediante ingeniosas presas y canales. En Montoro se documenta la existencia de aceñas de origen árabe, integradas en el sistema hidráulico de época emiral y califal. Estas estructuras empleaban piedra de cantería y técnicas de derivación del cauce. En algunos casos, como en los alrededores del puente de Montoro, aún se pueden ver restos bajo las aguas bajas del verano.
En El Carpio, se desarrollaron sistemas hidráulicos asociados al regadío islámico, que permanecieron en uso —con adaptaciones— hasta el siglo XIX. Destaca una noria hidráulica histórica del siglo XVI, vinculada a antiguos sistemas de riego.
En Villa del Río, también se conservan vestigios de antiguos canales y elementos de riego. Además, el municipio alberga un importante puente histórico —con base romana— a orillas del Guadalquivir que permitía la conexión de ambas márgenes del arroyo Salado, afluente estratégico local, clave en las rutas comerciales tradicionales.
El casco histórico de Montoro, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), se asienta sobre una curva del Guadalquivir, donde el trazado urbano refleja la antigua estructura defensiva islámica. El río ha sido frontera, recurso y testimonio vivo del paso del tiempo.

Turismo de naturaleza: oportunidad en desarrollo
A pesar de su riqueza ecológica y patrimonial, el Guadalquivir en esta comarca no ha sido suficientemente integrado en las rutas turísticas. Solo algunos municipios, como Montoro, Villafranca o Villa del Río, lo han incorporado a su oferta de senderismo, astroturismo y visitas culturales.
El proyecto “Camino del Agua”, impulsado por asociaciones locales, propone una red de rutas verdes conectando puntos históricos del río con miradores naturales, norias y centros de interpretación fluvial. Una oportunidad para combinar educación ambiental, desarrollo rural y turismo sostenible.
Un recurso por proteger
El Guadalquivir ha sido y puede seguir siendo un motor vital para esta comarca. Pero solo si se le escucha, se le cuida y se le integra en una visión de futuro. Su valor ya no es solo natural o económico, sino también identitario y cultural. El Alto Guadalquivir cordobés tiene en su río un símbolo de lo que fue y una clave de lo que puede llegar a ser.

Conclusión: un río que define un territorio
El Guadalquivir no es solo agua que fluye; es historia, paisaje, economía y cultura entrelazadas a lo largo de generaciones en el Alto Guadalquivir cordobés. Hoy, más que nunca, necesita atención, gestión responsable y visión de futuro. Su recuperación y conservación no solo son una tarea ambiental, sino también una oportunidad para revitalizar una comarca que depende de él para seguir siendo fértil, habitable y viva. Cuidar el río es cuidar todo lo que brota de él: vida, memoria y futuro.
Más información
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Confederación Hidrográfica del Guadalquivir
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Plan Hidrológico 2022–2027 – CHG (PDF)
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Informe ecológico Junta de Andalucía – 2024