El Alto Guadalquivir cordobés guarda bajo su tierra más historia de la que imaginamos. La nueva serie documental de 4 episodios “Patrimonio Heredado”, que se estrena este domingo 26 a las 21:30h en Beconet TV y Zapi, ofrece una mirada íntima y comprometida con los restos materiales y emocionales de un paisaje agrícola en transformación. Entre olivares, campos de cereal y antiguos cortijos, el equipo de grabación ha encontrado auténticas joyas arquitectónicas hoy en ruinas, testigos de siglos de trabajo, esfuerzo y cultura rural.

Durante el rodaje, los realizadores se toparon con almazaras abandonadas, molinos harineros, eras empedradas y silos centenarios que se resisten a desaparecer. Muchos de estos lugares, aunque deteriorados, conservan una belleza silenciosa que habla del pasado olivarero y cerealista de la comarca.
“Nos hemos encontrado con estructuras que nadie había documentado antes, invadidas por la maleza o medio derruidas, pero con un enorme valor etnográfico, es posible que haya lugares a los que volvamos y nunca veremos igual, cada temporada que pasa el deterioro avanza un poco más, ello le da a esta serie un valor documental muy importante”.
Más allá del olivar, “Patrimonio Heredado” muestra la diversidad agrícola del Alto Guadalquivir: el trigo, la cebada, las legumbres o los huertos familiares, que durante generaciones fueron el sustento de miles de familias. Estos cultivos, a menudo olvidados en la narrativa dominante del olivar, forman parte esencial del patrimonio inmaterial y paisajístico de la comarca.

La conservación de este legado se enfrenta a graves dificultades: falta de recursos, desinterés institucional, abandono rural y el paso implacable del tiempo. Sin embargo, el documental subraya también la esperanza que representan las iniciativas particulares que trabajan por recuperar cortijos, lagares o molinos con fines culturales o turísticos.
“El patrimonio no solo está en los museos, está también en esos muros de piedra, en las herramientas de labranza, en las viejas eras donde se trillaba el cereal. Todo eso es parte de nuestra memoria colectiva”.
El proyecto invita al espectador a reconocer y valorar ese patrimonio heredado, tangible e intangible, que todavía late bajo las raíces del olivar y los campos de cereal. Un patrimonio que, si no se protege, corre el riesgo de perderse para siempre.

La serie rescata cantes tradicionales ligados al campo y a la vida rural, melodías que acompañaban las largas jornadas de siega, la recogida de la aceituna o el trabajo en las eras. Estas voces, transmitidas de generación en generación, aportan una dimensión emocional y sonora que conecta al espectador con la dureza y la dignidad de aquel mundo campesino que aún perdura en la memoria colectiva del Alto Guadalquivir.