La Navidad en la comarca se vive a través de la magia de los belenes, auténticas obras en miniatura que cada diciembre transforman pueblos y templos en escenarios de tradición y creatividad.
Desde majestuosos montajes institucionales hasta entrañables creaciones particulares, los belenes de nuestra comarca son un reflejo de la fe, el arte y la dedicación de quienes los elaboran. Cada escena narra el nacimiento de Jesús con minucioso detalle, y cada figura invita al visitante a detenerse y contemplar la riqueza cultural de estas tradiciones.
En Algallarín, el Belén Monumental de Pedro Cuadrado, situado en el Centro Empresarial, destaca por su amplitud y detalle, convirtiéndose en una auténtica postal navideña que combina esfuerzo colectivo y pasión por el belenismo.

Villa del Río ofrece experiencias complementarias: el Belén Parroquial de Enrique Sánchez Collado, ubicado en la Iglesia de la Inmaculada, se renueva cada año, mientras que el Belén de la calle Caldereros, obra de Paqui López, convierte el espacio urbano en un punto de encuentro para vecinos y visitantes.
En Bujalance, la Parroquia acoge su propio Belén Parroquial, sencillo y auténtico, que refleja la participación comunitaria y el espíritu de la Navidad. Mientras, Cañete de las Torres presume del Belén de Francisco Coca, ubicado junto a la Parroquia, un ejemplo de maestría artesanal y respeto por las raíces locales.

La tradición también se vive en los hogares, con creaciones como el Belén de Jorge Lozano en Pedro Abad o el gran Belén de Antonio Torrero, que llenan espacios particulares de arte y devoción.
En Lopera, la creatividad individual se expresa en los belenes de Manuel Jesús Santiago Valenzuela, mientras que la Residencia de Lopera ofrece un montaje que integra a los mayores en la celebración, demostrando que la magia de la Navidad se comparte a todas las edades.
Recorrer los belenes de la comarca es más que turismo; es un viaje por la tradición, la fe y la imaginación de quienes preservan este arte efímero. Cada nacimiento ilumina calles, templos y hogares, recordándonos la importancia de las pequeñas cosas y el valor de mantener vivas las tradiciones que nos unen.