El Convento de San Francisco del Monte en Adamuz, un tesoro medieval que se desmorona en silencio

Fundado en 1385 sobre un antiguo eremitorio mozárabe, el convento franciscano de Adamuz permanece en ruinas y sin protección, incluido en la Lista Roja del Patrimonio por su grave estado de abandono

22 de septiembre de 2025 a las 10:55h
Actualizado: 22 de septiembre de 2025 a las 10:57h
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Estado del Convento de San Francisco del Monte en Adamuz.
Estado del Convento de San Francisco del Monte en Adamuz.

En plena Sierra Morena cordobesa, a unos 15 kilómetros de Adamuz, se alzan las ruinas del antiguo convento de San Francisco del Monte. Este monasterio franciscano fue fundado en 1385 por Martín Fernández de Andújar –un platero jubilado que donó los terrenos y acabó ingresando como fraile–, reutilizando materiales de un cenobio mozárabe anterior situado en el mismo paraje. Rodeado de un paisaje natural de encinas y olivares, el complejo incluía decenas de cuevas usadas como eremitorios; sobre el primitivo eremitorio mozárabe de San Zoilo Armilatense se levantó este nuevo convento tras la Reconquista. En el siglo XV el monasterio contó con la protección de los señores de El Carpio, y se convirtió en un centro de espiritualidad de referencia en la zona. Se supone que los Reyes Católicos lo visitaron, e incluso hay constancia de que Felipe IV se hospedó allí en 1624 para “tomar la ceniza” al inicio de Cuaresma.

Historia y esplendor medieval

Las crónicas señalan que el pontífice Clemente VII autorizó formalmente la fundación del convento el 6 de mayo de 1394. A lo largo de los siglos XV y XVI se llevaron a cabo reformas y ampliaciones gracias al patronazgo de la familia de los Sotomayor (señores del lugar), incluso depositándose aquí los restos de esposas de la casa noble local. En 1583, el propio San Francisco Solano sirvió como guardián y maestro de novicios en este convento, que entonces albergaba hasta veinte frailes. A pesar de su austeridad constructiva –más modesto que otras órdenes–, el cenobio gozaba de gran fama por el ascetismo de sus religiosos. Sin embargo, tras la desamortización del siglo XIX la comunidad religiosa fue disuelta y el edificio quedó abandonado. Desde entonces nadie se ha ocupado de su conservación: arcos góticos y paredes medievales se han desplomado, y solo quedan vestigios de lo que fue un rico patrimonio arquitectónico y espiritual.

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Turistas visitando las ruinas del Convento de San Francisco del Monte en Adamuz.

Estado actual y riesgos estructurales

Hoy el Convento de San Francisco del Monte permanece en ruinas y total abandono. El inmueble es de titularidad privada y no cuenta con figura de protección legal específica. En 2021 la asociación Hispania Nostra lo incluyó en su Lista Roja del Patrimonio, alertando de que “si no se actúa pronto, corre el riesgo de desaparecer”. Los reportajes recientes destacan que el convento está parcialmente sepultado por tierra y maleza, dentro de una finca cinegética alambrada, lo que impide intervenciones de conservación. De las antiguas estructuras solo se aprecian arcos tirados entre la vegetación, muros agrietados y el tocón del legendario ciprés que una vez cobijó a los frailes.

Además, la falta de limpieza del entorno acelera el deterioro: al crecer las zarzas sobre los sillares débiles, el riesgo de derrumbe aumenta notablemente. No se dispone de un estudio arqueológico ni proyecto de recuperación. En 2021 incluso hubo la posibilidad de tramitar su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), pero el ayuntamiento de Adamuz no gestionó la subvención necesaria, prolongando así la inacción administrativa.

Un patrimonio olvidado que clama por protección

El Convento de San Francisco del Monte es un tesoro histórico de Adamuz que encierra siglos de historia –desde visiones mozárabes hasta peregrinaciones reales– en un paraje de gran belleza natural. Sin embargo, su estado actual de abandono amenaza con borrar estos vestigios del tiempo. Como señala Hispania Nostra, el convento (formado por ermitas y una iglesia) “se levanta en un entorno con numerosas cuevas que habitaron ermitaños” y hoy está a punto de derrumbarse sin recibir ninguna protección institucional. La llamada de atención de 2021 fue un grito para salvarlo: de no emprenderse obras de consolidación y restauración lo más pronto posible, la historia y el patrimonio de esta comunidad quedarán condenados al olvido.

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