La provincia de Córdoba ha vendido más aceite de oliva del que ha producido durante la última campaña, según los datos de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) del Ministerio de Agricultura. En total, las almazaras cordobesas han comercializado 307.029 toneladas frente a una producción de 291.723 toneladas, lo que revela que Córdoba ha tenido que comprar aceite fuera de la provincia para poder cumplir sus compromisos comerciales. Esa diferencia, de unas 8.300 toneladas, se ha cubierto principalmente con aceite a granel procedente de Jaén, Sevilla o Castilla-La Mancha.
A cierre de septiembre, los almacenes de la provincia apenas contaban con 19.813 toneladas en stock, una cantidad que equivale a pocos días de consumo nacional y que contrasta con los niveles de campañas anteriores, cuando las existencias antes de la molturación superaban con frecuencia las 60.000 o incluso 80.000 toneladas. Pese a esta escasez, los precios en origen se mantienen estables, sin registrar subidas significativas respecto a 2024. El sector califica esta situación de inédita: falta producto, pero no aumenta su valor.
Córdoba conserva, no obstante, un papel protagonista dentro del mapa oleícola andaluz. Con 187 almazaras activas, aporta cerca del 25% del total regional y se consolida como la segunda potencia productora de aceite de oliva en España, solo por detrás de Jaén. En el conjunto de Andalucía, la campaña 2024/25 ha cerrado con una producción total de 1.146.204 toneladas, salidas al mercado de 1.142.793 toneladas y existencias finales de 121.200 toneladas. Jaén lidera con 561.968 toneladas producidas, seguida por Córdoba con 291.723, Granada con 124.222 y Sevilla con 111.720.
El cambio más notable en Córdoba es que ha pasado de ser una provincia tradicionalmente exportadora a tener que comprar aceite de fuera para atender la demanda. Las almazaras, presionadas por los compromisos de entrega, recurren cada vez más a otras regiones, mientras los clientes nacionales e internacionales siguen acudiendo directamente a las firmas cordobesas. Las denominaciones de origen Priego de Córdoba, Baena y Montoro-Adamuz mantienen su prestigio y continúan impulsando las exportaciones, que siguen creciendo gracias al tirón de los mercados europeos y estadounidenses.
La nueva campaña de recogida de la aceituna comienza en un contexto de incertidumbre meteorológica. La sequía acumulada y las escasas lluvias de septiembre no han sido suficientes para recuperar el nivel hídrico de los olivares, y los primeros aforos apuntan a una producción similar o incluso algo inferior a la del año pasado. El sector teme que, pese a la escasez de aceite disponible, los precios sigan contenidos por la moderación de la demanda y la presión internacional.
El arranque de la campaña 2025 llega así marcado por la falta de existencias y la dependencia de otras provincias, un fenómeno que refleja la tensión estructural del mercado. La evolución de los precios y de la producción dependerá en buena medida de la climatología y del comportamiento de la demanda exterior, que continúa siendo el principal motor del negocio oleícola andaluz.