La consejera de Salud de la Junta de Andalucía, Rocío Hernández, ha presentado su dimisión tras el escándalo generado por los fallos detectados en el programa de cribado de cáncer de mama del Servicio Andaluz de Salud (SAS). La renuncia, aceptada por el presidente de la Junta, Juanma Moreno, se produce después de varios días de críticas, protestas y denuncias que han puesto en entredicho la gestión sanitaria del Gobierno andaluz.
El origen de la crisis se remonta a finales de septiembre, cuando asociaciones de pacientes denunciaron errores en la interpretación de mamografías y retrasos en la comunicación de resultados a mujeres que participaron en el programa de detección precoz del cáncer de mama. Según los datos oficiales, alrededor de 2.000 mujeres podrían haberse visto afectadas por informes incompletos o pendientes de revisión. Los fallos, localizados en distintos centros sanitarios de la comunidad, evidenciaron deficiencias en los mecanismos de control y seguimiento del sistema.
Durante los primeros días, la Consejería de Salud intentó restar importancia al alcance del problema, asegurando que las revisiones estaban en marcha y que los casos afectados eran limitados. Sin embargo, la presión política y social aumentó rápidamente. Colectivos de pacientes, sindicatos y partidos de la oposición exigieron responsabilidades y pidieron la dimisión de la consejera, al considerar que la gestión había sido tardía y poco transparente.
Ante la creciente indignación, Rocío Hernández anunció su renuncia “por responsabilidad y respeto hacia las afectadas”. Juanma Moreno aceptó la dimisión y agradeció su trabajo, subrayando que la prioridad del Ejecutivo andaluz es “recuperar la confianza de los ciudadanos en el sistema sanitario público”.
El Gobierno autonómico ha asegurado que todas las mujeres potencialmente afectadas serán contactadas de forma individual y sometidas a nuevas pruebas para garantizar un diagnóstico correcto. Además, se ha anunciado una revisión completa del programa de cribado y su ampliación a mujeres de entre 45 y 75 años, una medida que implicará reforzar los recursos humanos y técnicos del SAS.
El caso ha reabierto el debate sobre la gestión de la sanidad pública en Andalucía y la necesidad de mejorar los protocolos de prevención. El cribado de cáncer de mama es uno de los programas más importantes de salud pública, ya que permite detectar la enfermedad en fases tempranas y mejorar las tasas de supervivencia. La dimisión de la consejera se interpreta como un intento del Gobierno andaluz de cerrar la crisis política y enviar un mensaje de compromiso con la transparencia y la calidad asistencial.