La despoblación no solo amenaza a los pueblos del norte de Córdoba. También el Alto Guadalquivir, una de las comarcas más fértiles y con mayor peso histórico de la provincia, se enfrenta a un proceso silencioso de pérdida de habitantes y envejecimiento.
Según la I Estrategia frente al Desafío Demográfico, aprobada por la Junta de Andalucía, siete de sus municipios aparecen en la clasificación de prioridad baja frente a la despoblación: Adamuz, Bujalance, Cañete de las Torres, El Carpio, Montoro, Pedro Abad y Villa del Río. Solo Villafranca de Córdoba se libra, al formar parte de las quince localidades cordobesas que, por su dinámica poblacional, “escapan a la sangría demográfica”.
Cifras que explican la tendencia
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan una realidad desigual, pero con un denominador común: la pérdida de población joven.
A 1 de enero de 2024, las cifras son las siguientes:
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Adamuz: 4.091 habitantes.
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Bujalance: 7.134 habitantes.
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Cañete de las Torres: 2.806 habitantes.
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El Carpio: 4.325 habitantes.
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Montoro: 9.049 habitantes.
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Pedro Abad: 2.817 habitantes.
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Villa del Río: 6.863 habitantes.
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Villafranca de Córdoba: 4.886 habitantes.
En conjunto, la comarca ronda los 42.000 habitantes, una cifra estable en apariencia, pero con claros signos de envejecimiento y escaso relevo generacional.
Cómo se mide el riesgo
La Junta ha utilizado nueve indicadores fijos para determinar el nivel de riesgo en cada municipio: densidad de población, tasa de crecimiento, índice de envejecimiento, índice de dependencia, tasa migratoria, edad media, ratio de masculinidad y tasa de empleo, entre otros. Un municipio se considera de riesgo alto cuando cumple siete o más de estos parámetros; medio, si cumple entre cuatro y seis; y bajo, si cumple entre dos y tres.
Los pueblos del Alto Guadalquivir se sitúan en el último grupo. Aunque no viven la situación crítica de otras zonas del norte provincial, sí comparten un escenario de pérdida progresiva de población activa y aumento del envejecimiento.

Contexto provincial
De los 77 municipios cordobeses, 50 aparecen incluidos en esta primera Estrategia frente al Desafío Demográfico, lo que equivale al 66% del total. La mayoría de los municipios en riesgo alto se concentran en el norte —Fuente Obejuna, La Granjuela, Valsequillo, Pedroche, Santa Eufemia, Torrecampo y Zuheros (este último al sur de la provincia)—, mientras que los del Alto Guadalquivir presentan un riesgo menor, pero no inexistente.
En palabras de la Consejería, el reto demográfico “hace referencia al conjunto de transformaciones y desequilibrios que se producen en la población por su evolución histórica, su estructura por edad y su distribución territorial”. El documento advierte de que estas dinámicas “tienen un impacto directo en la sostenibilidad económica, social y territorial, afectando al equilibrio presupuestario y ecológico, así como al modelo de prestación de servicios públicos”.
Un equilibrio por mantener
La estrategia, que se revisará en 2030, tiene como objetivo mantener un crecimiento demográfico sostenible, mejorar la convergencia económica con la media nacional y consolidar a Andalucía como una región dinámica y cohesionada.
Entre sus líneas de acción se plantea combinar medidas de carácter social, económico y territorial, garantizando que el desarrollo de las áreas urbanas no se produzca a costa del deterioro de las zonas rurales. El documento apuesta por reforzar los servicios públicos en municipios pequeños, mejorar la conectividad física y digital y aprovechar las oportunidades de la transición energética y la economía circular.
En el caso del Alto Guadalquivir, estas orientaciones son especialmente relevantes para frenar la pérdida de población y sostener la actividad económica vinculada al campo, la industria agroalimentaria y el turismo interior.
Mirada hacia el futuro
Aunque los pueblos del Alto Guadalquivir todavía conservan población suficiente para mantener servicios básicos, la Estrategia advierte que el desafío demográfico requiere vigilancia y planificación. Los municipios deberán adaptarse para garantizar que los vecinos, sobre todo los mayores, tengan acceso equitativo a los servicios sanitarios, sociales y educativos.
El documento concluye con un mensaje claro: Andalucía necesita “un nuevo relato que deje atrás la visión de una región vaciada y proyecte la imagen de un territorio diverso y con oportunidades de futuro”. El Alto Guadalquivir, con su historia y su potencial agrícola, forma parte esencial de ese desafío.