El Alto Guadalquivir pierde población en 2025 salvo excepciones: análisis municipio a municipio del nuevo censo del INE

Los datos del INE para el período 2021–2025 confirman un retroceso generalizado en todos los municipios. La comarca resiste, pero solo Villafranca y Adamuz registran repuntes en el último año

04 de diciembre de 2025 a las 13:58h
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Mayoría de personas mayores en municipios del Alto Guadalquivir recibirán en 2026 un incremento en sus pensiones que reforzará su economía familiar
Mayoría de personas mayores en municipios del Alto Guadalquivir recibirán en 2026 un incremento en sus pensiones que reforzará su economía familiar

La comarca del Alto Guadalquivir afronta 2025 con un escenario demográfico complejo, marcado principalmente por el descenso de población en la mayoría de sus municipios. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), analizados entre 2021 y 2025, reflejan de manera precisa una tendencia que afecta tanto a la provincia de Córdoba como al interior andaluz: menos nacimientos, más envejecimiento y salidas de población joven en busca de empleo y oportunidades en zonas urbanas.

A esta radiografía se suma Lopera, en la provincia de Jaén, municipio que nuestro medio también cubre y cuya evolución sigue patrones similares a los pueblos cordobeses del entorno.

Un contexto provincial que explica lo que ocurre en la comarca

En toda la provincia de Córdoba, solo 24 municipios han ganado población entre 2024 y 2025, lo que supone apenas un 31,17% del total. En cambio, 52 localidades (67,5%) han perdido habitantes en el último año. La norma es el descenso demográfico; la excepción, el crecimiento.

Dentro de este contexto, en la comarca del Alto Guadalquivir predominan claramente los retrocesos, con algunos municipios que destacan negativamente tanto en la comparación interanual como en la evolución global desde 2021.

Evolución demográfica del Alto Guadalquivir municipio a municipio (2021–2025)

La evolución demográfica del Alto Guadalquivir entre 2021 y 2025 muestra comportamientos muy distintos según el municipio, aunque la tónica general continúa siendo la pérdida de población. Cada localidad refleja, con mayor o menor intensidad, un retroceso que se ha acentuado en los últimos años, salvo contadas excepciones. Esta es la evolución completa y detallada de cada municipio, según los últimos datos proporcionados por el INE.

En Adamuz, el nuevo censo registra en 2025 un total de 4.098 habitantes. Aunque la cifra supone 10 vecinos más que en 2024, el municipio acumula una caída de 38 personas respecto a 2021. El caso de Adamuz ilustra bien la situación de ciertos pueblos del Alto Guadalquivir: pequeñas oscilaciones positivas en el corto plazo que no logran compensar la erosión demográfica de fondo.

La situación es más delicada en Bujalance, donde el censo de 2025 contabiliza 7.072 habitantes, una cifra que representa un descenso muy notable. Solo en el último año, el municipio ha perdido 73 vecinos, y la caída es todavía más contundente si se compara con 2021: 240 habitantes menos en apenas cuatro años. Se trata de uno de los retrocesos más acusados de toda la comarca y, además, uno de los más destacados de la provincia de Córdoba.

En Cañete de las Torres, el recuento se sitúa en 2.763 habitantes, lo que confirma un descenso continuado. En los últimos doce meses la localidad ha perdido 34 personas, mientras que en el periodo completo analizado —de 2021 a 2025— la reducción asciende a 122 habitantes, un volumen relevante para un municipio de su tamaño.

En El Carpio, los datos muestran una situación algo más estable, aunque igualmente marcada por la pérdida demográfica. El censo de 2025 suma 4.321 habitantes, tan solo 2 menos que en 2024, lo que refleja una oscilación mínima en el último año. Sin embargo, la perspectiva a medio plazo revela una tendencia clara: desde 2021 el municipio ha perdido 60 vecinos, una cifra que confirma la pérdida progresiva de población.

El municipio de Montoro se mantiene como uno de los núcleos más poblados del Alto Guadalquivir, pero también como uno de los que presentan un retroceso acumulado más significativo. En 2025 registra 9.012 habitantes, lo que supone 22 menos que el año anterior y 246 menos que en 2021. La evolución refleja una disminución constante que evidencia dificultades para frenar la salida o el envejecimiento de la población.

En el caso de Pedro Abad, el censo de 2025 deja un total de 2.797 habitantes, cifra que representa una pérdida interanual de 28 vecinos. Si se amplía la mirada al periodo completo, la caída desde 2021 es de 13 habitantes, por lo que, aunque el municipio pierde población, lo hace de manera más moderada que otras localidades cercanas.

Una evolución más pronunciada presenta Villa del Río, que en 2025 alcanza los 6.847 habitantes. La localidad pierde 25 personas respecto a 2024, y si la comparación se extiende hasta 2021, el retroceso acumulado es de 175 habitantes. Su tendencia, al igual que la de otros municipios del entorno, revela un descenso sostenido que no ha encontrado un punto de estabilidad en los últimos años.

La excepción más destacada de la comarca sigue siendo Villafranca de Córdoba. El municipio logra incrementar su población en el último año hasta situarse en 4.900 habitantes, lo que supone 25 más que en 2024. En el balance de todo el periodo 2021–2025, la cifra apenas desciende en 4 habitantes, lo que convierte a Villafranca en un territorio prácticamente estable y en el único con un crecimiento claro en el último año.

Finalmente, en Lopera, municipio jiennense que forma parte del área informativa de referencia, el censo de 2025 refleja 3.498 habitantes. El retroceso anual es de 41 personas, y si se atiende a los datos desde 2021, la caída asciende a 144 habitantes, una pérdida considerable que sitúa a Lopera en una situación demográfica preocupante.

Evolución de la población en la comarca en lo últimos 5 años. Fuente: Elaboración propia a través de los datos del Instituto Nacional de Estadística
Evolución de la población en la comarca en lo últimos 5 años. Fuente: Elaboración propia a través de los datos del Instituto Nacional de Estadística -

Por qué pierde población el Alto Guadalquivir 

La pérdida de población en el Alto Guadalquivir no responde a un único motivo, sino a un conjunto de factores que se repiten en la mayoría de los municipios de la comarca. Aunque cada localidad presenta su propio ritmo demográfico, existe un patrón común que explica por qué el territorio registra año tras año un saldo negativo. Uno de los elementos más determinantes es el envejecimiento progresivo de la población, acompañado por una natalidad cada vez más baja. En muchos pueblos del Alto Guadalquivir, los nacimientos no logran compensar el número de fallecimientos, lo que genera un desequilibrio poblacional continuo y difícil de revertir si no se producen cambios estructurales.

A esta realidad se suma la salida constante de jóvenes, un fenómeno que afecta especialmente a municipios rurales. Muchos vecinos menores de treinta años optan por marcharse a ciudades como Córdoba capital, Jaén, Sevilla o incluso Madrid para continuar sus estudios o acceder a un mercado laboral más amplio y mejor remunerado. Esa fuga de población joven no solo reduce el número de habitantes, sino que debilita el tejido social, económico y educativo de los pueblos, que ven cómo disminuye el relevo generacional y aumenta la dependencia de una población envejecida.

Otro factor clave es la fuerte dependencia del sector agrario. La agricultura continúa siendo uno de los motores económicos del Alto Guadalquivir, pero la mecanización y la modernización del campo han reducido notablemente la necesidad de mano de obra. Esta transformación limita las oportunidades laborales locales y dificulta que las familias jóvenes puedan asentarse de forma estable. A su vez, los déficits en movilidad, transporte público y servicios sanitarios acentúan la sensación de aislamiento y frenan la llegada de nuevos residentes. En varios municipios se denuncian problemas de conexión por carretera, escasez de transporte interurbano y falta de servicios médicos de proximidad, aspectos que influyen de manera decisiva en la calidad de vida.

¿Qué pueden hacer los municipios para revertir la situación?

Ante este escenario, los expertos y las administraciones locales coinciden en la necesidad de aplicar estrategias conjuntas que permitan frenar la despoblación. Entre las medidas más repetidas destaca la promoción de vivienda joven y alquiler asequible, un elemento clave para fijar población y atraer a nuevas familias. También es fundamental mejorar la conectividad digital y las comunicaciones, ya que el teletrabajo y los negocios digitales representan una oportunidad real para revitalizar los municipios rurales. De igual manera, se apuesta por impulsar proyectos comarcales, no iniciativas aisladas, que permitan coordinar servicios, optimizar recursos y reforzar la identidad del Alto Guadalquivir como un territorio cohesionado.

El desarrollo del turismo, la cultura, la economía verde y la diversificación productiva se plantea como una vía sólida para generar empleo estable. Asimismo, la apuesta por la Formación Profesional vinculada a la agroindustria podría convertirse en una herramienta eficaz para reforzar el tejido empresarial de la zona y asegurar que los jóvenes encuentren oportunidades laborales sin necesidad de emigrar.

La conclusión es clara: el Alto Guadalquivir atraviesa un periodo demográfico delicado, marcado por la pérdida de habitantes en la mayor parte de sus municipios. Sin embargo, excepciones como Villafranca de Córdoba —y, en menor medida, Adamuz— demuestran que la comarca aún conserva capacidad para crecer. El desafío pasa por reforzar los servicios públicos, ofrecer oportunidades económicas reales y aplicar políticas valientes que permitan fijar población joven. Solo así será posible revertir una tendencia que, aunque preocupante, todavía puede cambiarse con una visión a largo plazo y una estrategia comarcal sostenida.

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