Aunque no se han registrado positivos en granjas domésticas, la rápida expansión de los focos en fauna silvestre ha llevado a las administraciones a activar planes especiales de vigilancia y bioseguridad.
En Andalucía también el anuncio ha sido recibido con preocupación. El sector teme que las restricciones comerciales o las medidas preventivas puedan tener consecuencias económicas significativas incluso en zonas donde no existe riesgo sanitario directo.
Repercusiones nacionales de un brote que rompe 31 años de calma sanitaria
Los primeros casos confirmados proceden de las cercanías de Barcelona, donde se han localizado varios jabalíes muertos tras dar positivo en la enfermedad. La PPA, que no afecta al ser humano ni se transmite por el consumo de carne, es considerada la mayor amenaza para el porcino europeo debido a su alta mortalidad y a la ausencia de vacunas disponibles.
El Gobierno central y la Unión Europea han comenzado a delimitar zonas infectadas y aplicar restricciones al movimiento de animales. El Ministerio de Agricultura insiste en que se trata de un brote localizado, pero pide extremar todas las medidas para evitar su salto a explotaciones domésticas.
Andalucía pide limitar los cierres de mercados a las zonas realmente afectadas
La Junta de Andalucía ha convocado a ganaderos y representantes del sector para analizar la situación y reforzar los protocolos de bioseguridad. Desde la Consejería de Agricultura se exige que cualquier cierre de exportaciones o mercados internacionales se aplique solo a las comunidades afectadas, evitando penalizar a territorios libres de la enfermedad.
El temor del sector andaluz, uno de los puntales del porcino ibérico, es que grandes compradores externos reaccionen con bloqueos generalizados, como ya ha ocurrido en otras crisis sanitarias.
Las principales consecuencias que podrían sentirse en la región son:
Inestabilidad en los precios y en la demanda
La incertidumbre puede provocar caídas en el precio del cerdo en origen e incluso retrasos en las compras por parte de distribuidores que esperan novedades sanitarias o comerciales.
Aumento de los costes en explotaciones
Las granjas locales se ven obligadas a reforzar la bioseguridad: control de accesos, desinfección de vehículos, gestión de residuos, barreras ante fauna silvestre y formación del personal. Todo esto implica costes añadidos.
Riesgo para la comercialización si se extienden restricciones
Un cierre generalizado de mercados exteriores afectaría al conjunto del sector español, donde parte del porcino se destina a industria local y comarcal, podría traducirse en exceso de producto y bajada de precios.
Vigilancia de la fauna silvestre
El jabalí es el principal vector actual. Las zonas de sierra y monte bajo requieren especial seguimiento para detectar casos sospechosos.
El sector pide calma, pero no bajar la guardia
Desde las cooperativas y asociaciones ganaderas del entorno se subraya que no existe riesgo para la población y que la carne disponible en los comercios es completamente segura.
Sin embargo, piden al Gobierno y a la Junta apoyo para:
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Reforzar los controles de acceso a explotaciones.
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Intensificar la vigilancia veterinaria.
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Evitar restricciones comerciales injustificadas.
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Asegurar una comunicación clara para impedir alarmas innecesarias.
Un escenario en evolución
La evolución del brote en Cataluña durante las próximas semanas será clave para determinar si las restricciones se mantienen localizadas o si, por el contrario, se extienden medidas de mayor alcance.