El pasado viernes 25 de julio, Diego Cerrillo, un joven podenquero natural de Villa del Río (Córdoba), rescató a un pollo de cernícalo común que se encontraba deshidratado y herido junto a un puente, en plena ola de calor, con temperaturas que alcanzaban los 40 grados. El ave, una pequeña rapaz catalogada como En Peligro según el Libro Rojo de las Aves de España, no podía apoyarse sobre una de sus patas y mostraba claros signos de agotamiento.
Diego, que volvía a casa en bicicleta tras una mañana de pesca en el Guadalquivir junto a un amigo, no dudó en detenerse al ver al ave en apuros. Le dio parte del agua que llevaba y la envolvió cuidadosamente en su camiseta para trasladarla a casa.
Nada más llegar, contactó con un amigo cercano a los agentes de Medio Ambiente, quienes le informaron de que no podrían recoger al cernícalo hasta dentro de unos días. Lejos de desentenderse, Diego decidió hacerse cargo del animal durante ese tiempo. Con sus propios ahorros, compró hígados de pollo y se levantó a las 6:30 de la mañana para alimentarlo hasta cuatro veces al día.

Durante cuatro días, del 25 al miércoles 30 de julio, Diego cuidó con dedicación al joven cernícalo, hasta que finalmente fue entregado a los agentes forestales, quienes lo trasladaron al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) para asegurar su tratamiento y su futura reintroducción en el medio natural.
El gesto de Diego ha sido reconocido en su municipio como un ejemplo de compromiso con el medio ambiente. El joven ha heredado la pasión por los animales de su familia, especialmente de su abuelo Manuel García Ceballos, recientemente fallecido, y de su padre, Diego Cerrillo. A pesar de su juventud, ya ha conseguido varios premios en pruebas de trabajo para podenco andaluz.
En España, el cernícalo común cuenta con unas 17.500 parejas reproductoras, aunque sus poblaciones muestran cierta regresión. Actos como el de Diego demuestran que la sensibilidad por la fauna salvaje sigue viva en el mundo rural.