Es una escena que se repite cíclicamente en nuestra tierra: tras un episodio de intensas lluvias, especialmente en otoño o primavera, el suelo y el aire se llenan repentinamente de miles de insectos alados. Son las conocidas alúas (u hormigas voladoras), protagonistas de un espectáculo natural que a menudo sorprende a los ciudadanos.
Pero su aparición masiva no es casualidad ni una plaga descontrolada; es un evento biológico perfectamente orquestado por la naturaleza. ¿Sabes por qué esperan exactamente a que caiga el agua para salir?
El 'Vuelo Nupcial': La razón de su aparición
Lo que observamos en parques, jardines y aceras se conoce científicamente como el vuelo nupcial. Las alúas no son una especie diferente de hormiga; son los ejemplares reproductores (futuras reinas y machos) de los hormigueros comunes que han estado esperando bajo tierra el momento perfecto.
El objetivo de esta salida masiva es puramente reproductivo:
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Apareamiento: Machos y hembras de distintos hormigueros se encuentran en el aire para evitar la endogamia.
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Fundación: Las hembras fecundadas buscarán un lugar para fundar una nueva colonia.
¿Por qué salen justo después de llover?
La pregunta clave es: ¿Por qué esperan a la lluvia? La sincronización con las precipitaciones es vital para su supervivencia por dos motivos principales:
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Tierra blanda para excavar: Las futuras reinas necesitan enterrarse rápidamente después del apareamiento para poner sus huevos. Si el suelo está seco y duro, no podrían cavar el nido. La lluvia ablanda la tierra, facilitando la construcción del nuevo hormiguero.
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Mayor tasa de supervivencia: Las hormigas son muy sensibles a la deshidratación. La alta humedad ambiental posterior a un temporal garantiza que puedan sobrevivir fuera del hormiguero el tiempo suficiente para reproducirse sin secarse.
El triste final de las alúas macho
Si observas con atención, verás que hay dos tamaños de hormigas voladoras. Las más grandes son las hembras (futuras reinas) y las más pequeñas son los machos.
El destino de los machos es efímero: su única función biológica es fertilizar a la reina. Una vez cumplida su misión (o si no lo logran), mueren a las pocas horas o días. Por eso es común ver el suelo lleno de estos insectos poco después de su salida.
Por su parte, las reinas que sobrevivan se arrancarán sus propias alas, cavarán un agujero en la tierra húmeda y comenzarán el ciclo de la vida nuevamente, poniendo los huevos que darán lugar a una nueva colonia bajo nuestros pies.