El CD Beconet Bujalance FS ha iniciado esta semana su pretemporada con la mirada puesta en un objetivo claro: mejorar el rendimiento del pasado curso y dejar atrás los problemas para mantenerse en la Segunda División B. Tras una temporada 2024-25 en la que el equipo logró la permanencia con dificultades en el exigente Grupo 5, la entidad del Alto Guadalquivir ha apostado por un proyecto ambicioso y renovado.
El técnico Lolo Vinos fue el encargado de dirigir la primera sesión de entrenamiento, contando con un grupo que combina jugadores con experiencia y jóvenes promesas. La gran noticia del verano ha sido el esperado regreso de Francisco Javier Solano, uno de los grandes nombres del fútbol sala nacional, que vuelve a casa tras más de una década compitiendo al máximo nivel.
A Solano se suman fichajes como Rafalillo, pívot con experiencia en la categoría, y Rafa Mancha, prometedor ala zurdo cedido por el Viña Albali Valdepeñas. Junto a ellos, continúa un bloque importante de jugadores como Cristian Ramos, Jesús Rodríguez, Samu Cuevas, Josema García, Alrovi, Sergio García, Alberto, David Cardador, Eric Garrido y Víctor Millán.
En el capítulo de salidas, el club ha cerrado un ciclo con varios referentes del vestuario, como el capitán Adri Luna, Cristóbal, Juanjo Osuna, Alberto Requena, Pedro de la Cruz y Rubén Sánchez, a quienes la entidad agradeció públicamente su compromiso y profesionalidad durante su etapa en el equipo.
La pretemporada contará con cinco partidos amistosos, pensados para afinar la preparación del equipo antes del arranque liguero. El primer test será el próximo 17 de agosto en el Pepe Montalbán ante el Villa del Río, correspondiente a la ida de la Copa Beconet Noticias. El segundo compromiso llegará el 24 de agosto, también en casa, frente al CD Decorséneca, mientras que el 29 se jugará la vuelta de la Copa en el Matías Prats. El 3 de septiembre, el equipo visitará al Avanza Futsal en el Olivo Arena, y el 6 de septiembre será la presentación oficial del equipo ante el mismo rival en casa.
Con estas bases, el Bujalance inicia un nuevo ciclo con la intención de convertirse en un equipo competitivo y recuperar la ilusión de su afición. El reto es claro: dejar de mirar hacia abajo y luchar por cotas más altas en una temporada que se presenta con muchos cambios y altas expectativas.
