La consejera andaluza de Salud, Rocío Hernández, ha protagonizado la última semana la polémica en torno a los fallos detectados en el programa de detección precoz del cáncer de mama. En una reunión con representantes de la asociación Amama, que agrupa a mujeres afectadas, Hernández les pidió que “no vean el vaso medio vacío”, en referencia a que la mayoría de los resultados dudosos de mamografía suelen ser benignos.
El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha confirmado que actualmente existen 2.000 mujeres con diagnósticos no concluyentes pendientes de seguimiento clínico, varias personas de la comarca, aunque subraya que la probabilidad de malignidad en estos casos es baja —alrededor del 2%—. La Consejería ha ordenado que estas pacientes sean contactadas de manera individual para asegurar un diagnóstico más preciso y que se revisen las mamografías realizadas en los últimos tres años.
Hernández ha atribuido la situación a un “error de comunicación” dentro del circuito asistencial, más que a un fallo estructural del sistema, y ha pedido disculpas públicamente. También ha anunciado que se establecerá un circuito preferente para las mujeres afectadas y que se “depurarán responsabilidades” si se confirman irregularidades.
El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, ha reconocido la gravedad del caso, pidió disculpas en nombre del Gobierno andaluz y se comprometió a mejorar la información que reciben las pacientes. No obstante, descartó cambios en su equipo en plena precampaña electoral.
Por su parte, la asociación Amama ha reclamado soluciones inmediatas y ha advertido de que, si no se aplican mejoras en el plazo de un mes, presentarán una demanda colectiva contra el SAS. La Fiscalía ha recibido ya una denuncia relacionada con estos retrasos.
El programa de cribado de cáncer de mama en Andalucía, que se ofrece a mujeres entre 50 y 69 años, realiza unas 450.000 mamografías anuales. En 2024 permitió detectar más de 1.800 lesiones sospechosas. La Consejería insiste en que el sistema es eficaz, aunque admite que debe reforzarse la comunicación con las pacientes en los casos en que el resultado no sea concluyente.